EXPOSICIÓN VOSTELL Y LA MÚSICA

 

Se echaba en falta una exposición mongráfica que tratase un tema tan querido por Wolf Vostell como su trabajo musical. Disperso como un material expresivo más dentro de la prolífica trayectoria del artista, no siempre ha gozado de la atención que merece ese aspecto que consideramos capital en su obra.

En Vostell todo está conectado y nada existe aisladamente, como deja clara su famosa afirmación : ARTE = VIDA, VIDA = ARTE. Así pues, parecería innecesario el profundizar sobre su aspecto musical y, más aún, casi imposible clarificar esa aportación en parcelas tales como "ambientes", "esculturas", objetos bidimensionales" o "instalaciones". Si lo segundo de plantea más como un modo de acercamiento desde categorías, géneros o soportes ya asumidos convencionalmente, a fin de asegurar mejor una cierta taxonomía de la obra, lo primero nos parece esencial pues revela, como se argumentará, nuevos y compementarios perfiles de la pooliédrica obra vostelliana.

En efecto, junto a nociones tan genéricas de su producción como el "dé-coll/age" y el " happening", aportaciones sustanciales al universo fluxus y, en general, al Arte con mayusculas del pasado siglo XX, en el trabajoj musical de Vostell se asiste a una ceremonia que bascula permanentemente entre la potencia y el acto. Obra de gran energía, ésta se mantiene como contenida en momento eterno en sus partituras o en instantáneas que nos muestran un coche aplastado por una locomotora, la mano del artista sobre un piano, unos violines sobre un lienzo, o una guitarra. Pero esa circulación de lo estático a lo dinámico nos lleva a afirmar que toda la obra musical de Vostell es una obra que se alimenta de lo cinético, porque el movimiento le confiere la dimensión del sonido: en el cavar de "Umgrabem", el arrojar adoquines contra cristales de "Telemetrie" o el golpear de martillos de "Fandango". Movimiento que es un cambio de estado también, como en "Radio décollage" o en las bombillas rotas de "Kleenex". Movimiento hasta cierto punto negado, como en los motores en marcha con los aviones parados en "El aeropuerto como sala de lconciertos". O que genera metáforas acústicas comom los rumores de una autopista producidos por un coro ("El jardín de las delicias"), a su vez referido a esa imagen visual tan de nuestros dias como es la de los kilometros de pilotos rojos y de faros blancos de los coches en un gran atasco de tráfico.

La muestra se articula en torno a algunas obras fundamentales de su porducción, como sus ambientes "Fluxus-sinfonía para 40 aspiradores" (1976-89) y "Fandango" (1975), sus instalaciones "Ungraben" (1970) e "Induktion" (1969), piezas como "Piano de cola en Beton" (1990), y obras bidimendionales de la talla de "Música de los ángeles" (1981) o "El entiero de la sardina" (1981), así como esculturas diversas. Junto a esos grandes trabajos, se exibe una representativa selección de sus partituras y se brinda la posibilidad de acercarse documentalmente a conciertos Fluxus como "La siberia extremeña" (1982) o "Le Cri"(1990), y a propuestas como "El jardín de las delicias", a través de videos y grabaciones diversas.
La exposición "Vostell y la Música" se exhibe con ocasión de dos conmemoraciones muy importantes para el Museo que la acoge: los 70 años del naciiento de Wolf Vostell y los 40 de Fluxus.